DESCRIPCIÓN
Tal y como defiende la medicina tradicional india, la moringa es un ingrediente que puede aliviar y tratar multitud de síntomas y afecciones que perjudican o empeoran nuestra salud. Se trata de una planta que posee propiedades antioxidantes, antibacterianas, eupépticas o dermoprotectoras, entre otras. Como bien es sabido, los potentes antioxidantes que forman parte de su composición frenan la acción de los radicales libres, responsables del envejecimiento celular prematuro.
Esta planta tiene una interesante acción antidislipidémica, es decir, favorece las funciones del corazón, lo que puede beneficiar considerablemente a las personas con el colesterol alto. El calcio y el magnesio que posee ayudan a fortalecer los huesos, cuidan del sistema nervioso y mantienen el tono muscular en un estado óptimo. Sus propiedades antibióticas y antibacterianas pueden mejorar las dolencias estomacales al evitar el crecimiento de los agentes patógenos en el interior del organismo. Por lo tanto, su consumo puede impedir la gastritis, la colitis ulcerosa, el estreñimiento y otras afecciones relacionadas. También combate los síntomas de los procesos alérgicos, pues es capaz de reducir la inflamación de las mucosas del tracto respiratorio. La moringa ejerce un efecto reparador sobre las células hepáticas. Esto, a la larga; garantiza la salud del hígado, el sistema digestivo y la metabolización de nutrientes.
A considerar:
A pesar de todos estos beneficios, el consumo habitual de moringa también puede provocar algunos efectos secundarios. Por ejemplo, al tratarse de una planta hipoglucemiante, reduce los niveles de azúcar en sangre, por eso las personas que padecen hipoglucemia deben moderar su ingesta. Por otro lado, en algunas ocasiones, también aumenta el riesgo de insomnio y diarrea debido a sus propiedades estimulantes y laxantes. Por último, cuando se toma en ayunas y con demasiada asiduidad, puedes desarrollar una acidez gástrica.